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Ritmo Caetano

Irak, el desmadre

Ignacio Ramonet

Una rebelión puede ser llevada a cabo por un 2% de activos y un 98% de simpatizantes pasivos
T.E. Lawrence

En The Short Timers (1), una de las mejores novelas sobre la guerra de Vietnam, Gustav Hasford cuenta cómo, enrolados en los marines, los jóvenes son tranformados en guerreros temibles para después sumirse en el caos de un conflicto donde su formación resultará inadecuada. No les servirá para afrontar a un enemigo invisible, sin frente, sin retaguardia, que se mueve como un gas mortífero

Irak no es Vietnam. Pero en el curso de este Ramadán negro, ya se ha producido una inversión de roles: los atacantes se encuentran a la defensiva. Y el cuerpo expedicionario estadounidense tiene ahora un objetivo prioritario: protegerse de los golpes que le asesta una resistencia cada vez más audaz. Las cifras son explícitas: 10 ataques contra los ocupantes en julio, 35 hoy, y alrededor de 10 estadounidenses asesinados por semana Por no hablar de los mortíferos atentados contra los refuerzos temporales británicos, italianos, polacos, españoles La situación se convierte en una pesadilla.

Con una potencia de fuego apocalíptica, los estrategas estadounidenses, para conquistar Irak, se habían limitado a aplicar el axioma del mariscal Foch según el cual la guerra moderna consiste en buscar el corazón del ejército enemigo, el centro de su poder y destruirlo en la batalla. Una destrucción tanto más fácil cuanto que el ejército iraquí se volatilizó ante Bagdad y no frenó, por así decirlo, el avance de los conquistadores: no hubo ni puentes destruidos ni aeropuertos aniquilados.

Cabe preguntarse si no fue una estratagema para dejar que los invasores entraran y entramparlos después en un conflicto asimétrico de muy larga duración. Porque las fuerzas de Estados Unidos ahora están establecidas en Mesopotamia por mucho tiempo. Toda salida precipitada acarrearía una guerra civil, una libanización de Irak que transformaría durante décadas a ese país en foco perturbador del mundo.

Los teóricos de la resistencia la definen así: El enemigo avanza, nosotros retrocedemos; el enemigo se detiene, nosotros lo hostigamos. Sun Tsé, uno de los más antiguos pensadores de la guerra, aconseja también explotar los flancos débiles del poderoso: Evitad su fuerza, atacad su inconsistencia. Cuidadosos de no ofrecer nunca un blanco a los ocupantes, el objetivo de los insurrectos iraquíes consiste en imponer a los estadounidenses la línea de defensa pasiva más larga posible, que es la forma de guerra más costosa.

Así es como la espiral de la violencia se ha engranado inexorablemente. Y la represión, redoblada desde el momento en que entraron en acción las milicias paramilitares creadas por las autoridades de la ocupación, endurecería la resistencia. Las fuerzas de ocupación, desorientadas, con dificultad para distinguir a sus adversarios de sus amigos, se ven atrapadas en una dinámica de venganza nutrida por el odio al invasor. Multiplican sus atropellos para con quienes, considerados colaboradores, constituyen un objetivo prioritario para la resistencia.

Los 130.000 soldados estadounidenses (2), de los cuales sólo 56.000 son verdaderos combatientes (3), ya resultan insuficientes para hacer seguro el país. Irak se ha convertido en el Eldorado de las empresas privadas de seguridad (4). Las embajadas extranjeras, las empresas occidentales beneficiarias de los contratos de reconstrucción (esencialmente estadounidenses y vinculadas con la administración Bush) (5), los ministerios y otros edificios públicos, están protegidos por miles de mercenarios reclutados por oficinas privadas como Erinys, que contrató a 6.500 hombres para vigilar las instalaciones petroleras, Global Risk que se encarga de la protección de los miembros del Consejo provisorio de gobierno, Vinnell que entrena al nuevo ejército iraquí, Dyncorp que forma a los nuevos policías y Olive que protege a los cuadros de las grandes empresas estadounidenses.

Por otra parte, en lugar de disuadir al terrorismo internacional, la ocupación de Irak lo ha estimulado y relanzado trágicamente. Lo atestiguan los abominables atentados que se multiplican de Casablanca a Riad, de Mombassa a Estambul. Mientras el proyecto de instaurar una democracia en Bagdad se aleja día a día

Qué lejos quedó el tiempo en que los halcones del Pentágono anunciaban que las fuerzas invasoras serían recibidas como liberadores Ese enorme error de análisis está en el origen del atolladero actual. Ebrios de poder, los ideólogos de Washington (Cheney, Rumsfeld, Wolfowitz, Perle) estaban impacientes por utilizar la temible maquinaria de guerra estadounidense para realizar su sueño delirante de reconfigurar Medio Oriente. Ahora todo se vuelve contra ellos.


NOTAS:

(1) Gustav Hasford, The Short Timers, Bantam, 1979. Esta novela escrita por un veterano de Vietnam, serviría de base para el film de Stanley Kubrick Full Metal Jacket, de 1987, que se difundiría en castellano con el título La chaqueta metálica.
(2) Sin mandato de la ONU, las fuerzas de ocupación cuentan con 155.000 hombres y proceden de 34 países, ninguno de los cuales es un Estado árabe o musulmán.
(3) Comparar con los 39.000 hombres que mantienen el orden sólo en la ciudad de Nueva York
(4) Cfr Thomas Catan y Stephen Fidler: The military cant provide security http://amsterdam.nettime.org/Lists-Archives/nettime-l-0309/msg00169.html
(5) Las empresas que se reparten el fabuloso botín de la reconstrucción - 8.000 millones de dólares son las que más ayudaron al candidato Bush en las elecciones de noviembre de 2000, de acuerdo con un informe del Center for Public Integrity, 30-10-2003.