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Canal y neutralidad
 
Humberto E. Ricord
Constitucionalista

En nuestro país ocurren a veces ciertos hechos que sólo unas cuantas personas enfocan en su significado profundo y que son ignorados por la mayoría de nuestros conciudadanos. No nos creemos estar entre los más zahoríes panameños, y más bien nos conturba el hecho de que no nos llama la atención la circunstancia peligrosa de que la gravedad notoria señalada pasa ignorada, desapercibida. Lo apuntamos como señalamiento de la actitud deportiva, casi indiferente, con que resbala sobre la gran mayoría del pueblo la paradoja real del peligro cierto de nuestra ceguera desprevenida.

Hace un par de semanas que circuló en los medios de comunicación social el hecho de que fuerzas navales de varios países del Continente en que vivimos, con una especie de apadrinamiento norteamericano, se reunieron en la cercanía del Canal, como muestra de que estamos alertas frente a posibles ataques terroristas en contra del paso canalero. La presidencia virtual de Estados Unidos en algo como un cónclave para irnos preparando a fin de defendernos del terrorismo que tiene su guarida en el Oriente Medio, nos parece casi una especie de trapo rojo, para los que estamos considerando casi como nuestros enemigos capitales, de mayores riesgos. No lo negamos porque la amenaza ronda, sobre todos los seres humanos pobladores de la Tierra. Pero tampoco vemos la inminencia de caer bajo una jefatura que significará algo así como un imán, para que más temprano que tarde los furibundos "enemigos" piensen en preparativos para llegar de algún modo a nuestras tierras y mares.

En primer término, esa idolatría hacia Norteamérica armada contradice lo que podíamos creer y creímos un triunfo nacionalista que era preferible porque le añadíamos la reivindicación canalera. Quienes desean que los norteamericanos nos libren del terrorismo olvidan ciegamente los sucesos de New York, cuando aviones convertidos en grandes armas terroristas por los musulmanes destruyeron los dos altísimos rascacielos del Trade Center, con la muerte de unas cuatro mil personas, acto que llenó de horror a la humanidad.

Adicionalmente, nuestra mayúscula falta de recursos bélicos y de riqueza para adquirirlos, debería obligarlos a meditar en nuestras posibilidades. Hemos escrito hace más de un año, que la mejor defensa internacional de un país pequeñísimo y extraordinariamente débil, militarmente, está en declararnos jurídicamente un país neutral, que está dedicado a tratar de encontrar soluciones a los graves problemas que nos aplastan como pueblo, como comunidad nacional. Pero una neutralidad que no sólo se refiera a la tierra y a sus habitantes, sino sobre todo al Canal. Los estados neutrales formulan una declaración unilateral, como documento jurídico ante la faz del mundo, y en nuestro caso colocaríamos esa neutralidad bajo la salvaguarda y ayuda directa de las Naciones Unidas. Los pueblos pequeños y débiles no deben renunciar a su soberanía, como tampoco renuncian a ella y la tienen todos los países grandes en sus Constituciones, porque todavía en el mundo actual sólo disponemos de la posibilidad de enclaustrarnos en el mundo de la neutralidad total ante las guerras, aunque ello no nos libere definitivamente y para siempre de un ataque terrorista o simplemente bélico.

Compartimos la mayor parte de los conceptos vertidos por El Panamá América, en su editorial del 19 de agosto, del que reproducimos las siguientes líneas: "No creemos conveniente para la seguridad de la vía publicitar las maniobras o prácticas de defensa internacional, como las que han venido dándose en los últimos días; ni las declaraciones grandilocuentes que el Canal es un objetivo terrorista. A nuestro juicio, ello no hace más que atraer la atención de extremistas sobre un bien cuya mejor defensa es su bajo perfil, su neutralidad y el servicio generoso que presta al resto del mundo sin discriminación". "Por eso, somos partidarios de un discreto pero, a la vez enérgico y eficiente sistema de defensa de la vía, paralela a la proyección de una imagen internacional de neutralidad, vinculada a su completa panameñización y sentido de servicio universal".