LA CONSTITUYENTE: ¿QUÉ TAN NECESARIA ES?/Redacciòn
La ideología democrática recoge una serie
de planteamientos que resultan muy atractivas para la mayoría de los ciudadanos. La idea de que todos de alguna manera tenemos
el derecho de participar en la definición de los asuntos del Estado y la Sociedad en beneficio de todos, es muy sublime.
En
la practica real y concreta no todos tenemos el derecho de participar en los asuntos del Estado y la Sociedad y esta realidad
da paso a una pregunta que siempre se hace. ¿ Que es la democracia y a quien realmente le sirve? Ramos Tamanes, economista,
cientista social y pensador español de gran prestigio, nos dice en su obra, Fundamentos de Estructura Económica, que existen
varios grados de democracia: la democracia burguesa clásica y de carácter censitario que existió en el siglo XIX; la democracia
burguesa reformada; la democracia liberal avanzada y el sistema de la planificación democrática.
La democracia burguesa
reformada se institucionaliza cuando se otorga el sufragio universal y se inicia un proceso de concesiones de tipo social
y político a extensas capas sociales de la población como la seguridad social, la ampliación de una serie de servicios públicos
como la salud y la educación. La democracia liberal avanzada es la que existe en los países capitalistas más avanzados y se
desarrolla a través del sistema de cabildeo o lobby. De esto ultimo deriva el desarrollo de toda la literatura de las denominadas
fuerzas organizadas de la sociedad civil que a través de todo un sistema de relaciones políticas e institucionales logran
que el Estado haga caso al mantenimiento de sus intereses, atiendan y consideren sus reivindicaciones y satisfagan sus necesidades.
El peso de los lobbies en países como Estados Unidos es tan grande, que sus iniciativas políticas son incluso más importantes
que las discusiones y decisiones que se toman en el Congreso o el Senado.
En el caso de Panamá, la democracia panameña
es muy restringida pues la vida política es monopolizada por un sistema al que se le ha denominado partidocracia, lo que limita
considerablemente a que amplias capas de la población puedan acceder a las decisiones que se toman en las esferas del gobierno
de turno y que afectan su futuro. Por otro lado, hay una estrecha imbricación entre la partidocracia y los sectores económicos,
lo que quiere decir que la democracia en Panamá no solo es restringida, sino que tiene dueños.
Para corregir este
divorcio entre el Estado y la Sociedad o para ser más exacto, entre el gobierno de turno y los ciudadanos, algunos sectores
de nuestra sociedad particularmente intelectuales y profesionales de las capas medias en su mayoría abogados, plantean la
necesidad de convocar a una Asamblea Constituyente para que así se cumpla uno de los principios que recoge nuestra constitución:
que el poder publico emana del pueblo o sea el poder originario. Pero si analizamos mucho mas a fondo este planteamiento,
lo que realmente estos sectores están reivindicando, es que las capas medias puedan alcanzar un espacio de participación política
en el sistema y romper así el carácter restringido de la democracia panameña.
La beligerancia política de las capas
medias ha sido una constante en nuestra historia desde la irrupción de Acción Comunal en 1926 y que se expreso de manera más
nítida con el Frente Patriótico a mediados del siglo pasado. Durante el apogeo del régimen Torrijista(1969-1981), las capas
medias tuvieron una participación muy amplia y destacada en el mismo, no solo como cuadros técnicos, sino como ideólogos y
representantes políticos del mismo y por supuesto en la toma de decisiones.
Los sectores populares representados fundamentalmente
en el movimiento sindical, con un perfil mas bajo, también reivindican su derecho de obtener mayores espacios de participación
política y sus representantes mejor preparados cuestionan el sistema imperante. La pregunta es la siguiente ¿ Se necesita
una constituyente para lograr esto? ¿Acaso la lucha por la ampliación de los espacios democráticos pasa necesariamente por
una constituyente?
La experiencia latinoamericana y panameña demuestran claramente que la constituyente es el resultado
de la crisis de un modelo político que en cada uno de los casos se expresa con sus especificidades y modalidades concretas.
Es decir, una crisis o una serie de crisis que generan un conflicto imposible de resolver mediante el sistema imperante, al
agotarse todas las posibilidades de recambio. Donde mejor se expreso esto fue en Venezuela, cuando a principio de la década
de los noventas el sistema no solo hizo crisis: sé hundió, lo que dio paso al fenómeno de Hugo Chávez, hoy presidente de Venezuela.
En el caso de Panamá esto no es lo que esta ocurriendo. Si bien el sistema esta herido por el escándalo de los afudólares,
por la falta de credibilidad de los políticos, la inercia de nuestro sistema de justicia, a lo que se le añade la profundidad
de la crisis económica, el gobierno de turno se mantiene estable y ha obtenido una tremenda oxigenación política gracias a
los resultados de los diálogos por la reactivación económica y precisamente con la participación de uno de los críticos del
sistema actual: el movimiento obrero.
A estos diálogos por la reactivación económica se le suma los diálogos de la
Caja de Seguro Social y los diálogos por la educación. Esto lo que nos indica, es que este gobierno con todas sus insuficiencias
esta concertando acuerdos con los principales agentes sociales. Es indudable que estos diálogos han evitado el desarrollo
de sobresaltos que desborden las posibilidades de supervivencia del sistema actual. El sistema no ha agotado sus posibilidades
de recambio.
Otro elemento que es fundamental es la conducta política de los principales impulsores de la idea de
la constituyente: hasta ahora han sido personalidades que no representan organizaciones. Estas personalidades reflejan corrientes
de opinión publica dentro de las capas medias, que si bien es un factor de importancia, es insuficiente para poder impulsar
un proyecto de semejante magnitud. Esto no quiere decir, que en el futuro próximo esta idea no pueda logra una mayor legitimización
política y social si se produjera una crisis irreversible del sistema.
La lucha por la democracia, y mas concretamente
por la ampliación de los espacios democráticos en este momento no pasa necesariamente por una constituyente. Lo que debe lograrse
es un cambio significativo de los mecanismos de participación política que logre un espacio para las capas medias y los sectores
populares. Esto es posible lograrlo si las capas medias y el movimiento social popular logran unirse en esta reinvindicación.
Un precedente de lo anterior lo fue el nombramiento de Juan Jovane como Director de la Caja de Seguro Social en 1999, cuando
los jubilados, los sindicatos y algunos gremios de gran peso se unieron alrededor de la candidatura de Dr. Jovane con los
resultados conocidos.
En resumen, lo que planteamos es que lo viable es una reforma política que abra mayores espacios
de participación política para las capas medias y el movimiento social, pues todo parece indicar por el momento, que la presidenta
Mireya Moscoso lograra culminar su periodo y que las elecciones del 2004, se desarrollaran con normalidad.
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