LA VERDAD DE UNAS PRIMARIAS
Con mucho orgullo se dice que el PRD es el partido más democrático que existe en la actualidad. Quizás por la forma en
que se escogen sus candidatos a puestos de elección popular, esta aseveración parece justa, pues no hay ningún otro partido
en el país que escoja sus candidatos con la participación de toda su membresía. No obstante, una vez que han pasado las primarias
y de haber participado en ellas, un cáustico sabor nos queda de las mismas.
No es que el método de las primarias para escoger a los candidatos esté equivocado, sino que, las mismas muestran los idénticos
defectos que han corroído siempre al proceso de elección democrática en nuestro sistema político. Si algún valor puede sacarse
de este ejercicio democrático del PRD, es que es una muestra alícuota de lo que serán las elecciones
del 2004. La lucha vertiginosa y voraz por el poder es una característica destacable de estas elecciones primarias. Los intereses
de los poderosos, caciques de pueblos, dueños de grandes empresas y terratenientes fueron los que al final de cuentas se impusieron
en los comicios. No se escatimó esfuerzo en hacer correr los dólares y pisotear la voluntad de quienes desde su miseria material
y de conciencia no tenían dignidad de hacer valer su voto.
En estas elecciones se pudo observar todo lo que puede ofrecer una sociedad corrupta y carente de principios. Cambios de
residencias fraudulentos, compra de votos, retención y compra de cédulas; el engaño, la traición y la desvergüenza congestionaron
el proceso democrático convirtiéndolo en una farsa, donde el rico hace alarde de sus bienes mal habidos y donde el pueblo
se desvive por sacarle un puñado de plata al candidato más cercano.
Yo ayudo al que me ayuda fue la frase que más escuché en las giras proselitistas. Y aunque parezca pragmática y llena de
sentido común, lejos de ser esta frase un producto de la filosofía popular, es sobre todo, el reflejo de la inconciencia
y falta de visión de quienes no ven más allá de sus intereses inmediatos y particulares. No importa que el candidato haya
sido un pillo, un incapaz y un corrupto, sólo basta que ofrezca un par de dólares, para que el votante veleidoso acuda manso
a la urna a depositar un voto, cuyo valor no se puede comparar siquiera con el fluido de una cloaca.
De estas primarias van a salir un puñado de legisladores, alcaldes y representantes, escogidos se dice, democráticamente;
pero la verdad, es que ninguno de estos individuos, representan los intereses de la sociedad, pues no fueron productos de
una decisión pensada y de una propuesta social, ellos sólo representan a un sistema corrupto, organizado para mantener a flote
la mediocridad y que la deshonestidad triunfe y quede impune.
¿Qué se puede sacar de estas primarias? NADA. La democracia, el decoro, la dignidad y la honradez fueron los grandes ausentes
de este proceso. Políticos corruptos se encaminan al poder, y en lontananza, un pueblo sonámbulo flota entre migajas de promesas.
ANGEL T. VALDÉS/Educador