Recursos
energéticos
José Cabrera Ingeniero eléctrico
Durante este año, el sol arrojará sobre la Tierra cuatro mil veces más energía que la que
consumiremos. ¿Cuánta de esta energía estamos en condiciones de aprovechar? Esa pregunta surge en el momento en que Panamá
sufre una de las tantas crisis por la falta de políticas energéticas responsables y previsoras.
Nuevamente nuestra
posición geográfica nos bendice con otro regalo; esto es así ya que poseemos un potencial en materia de energía solar, sin
contar otros como los recursos eólicos, geotérmicos, maremotrices, etc. Es cierto que la tecnología actual no permite competir
con la energía eléctrica producida por medios hidráulicos y combustión de los derivados del petróleo, pero ya es hora de subirnos
a las avances tecnológicos en cuanto a energía.
Aunque no nos guste, siempre debemos remitirnos a ejemplos foráneos.
Países como Dinamarca, hace más de 30 años, cambiaron su modo de atacar el problema. De un 100% de su dependencia del petróleo,
hoy tienen resuelto el 70% de sus necesidades energéticas. Simplemente, hicieron estudios e inversiones necesarias que permitieron
modificar políticas, eliminar aranceles, educar a sus generaciones y realizar cambios que exigía el problema.
Sería
irracional no intentar aprovechar por los medios técnicamente posibles, estas fuentes energéticas gratuitas, limpias e inagotables,
que pueden liberarnos totalmente de la dependencia de los combustibles fósiles o de otras alternativas pocos seguras o contaminantes.
Las
regiones de difícil acceso en Panamá deben ser las primeras beneficiadas con esas tecnologías. Hablamos de progresos y logros,
pues las mismas no poseen energía eléctrica para conservar medicamentos, no tienen bombeo de agua potable y comunicaciones
de emergencia, etc. La forma como hasta ahora se enfrenta el problema es instalando sistemas que a la larga no cumplen sus
objetivos.
Si hoy nos cuesta acceder al combustible de los vehículos, cuánto más se le dificulta a estas personas
adquirir combustible, lubricantes, piezas y logística para hacer llegar dichos insumos. ¿No sería mejor una solución definitiva
y no abocarnos a soluciones políticas?
Se necesita un consenso en la sociedad para comenzar a dar soluciones profundas
y definitivas. Atrevámonos a iniciar esta transformación innovadora que ahorraría miles de divisas a la delicada situación
económica que vive el país.
¡Aunemos esfuerzos!
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